La semana pasada, nos
cogimos tres días de fiesta y decidimos ir a Cantabria. Sólo fuimos mi padre, mis hermanos Ana,
Eduardo, Álvaro y yo porque éramos los que podíamos ir.
Antes de llegar a nuestro
destino, paramos en Suances para comer. Comimos en un buffet pero no era de
esos en los que coges lo que quieras y te sirves, sino que permaneces sentado y
te van sirviendo conforme vas dejando el plato limpio. Lo mejor es elegir cosas
ligeras porque sino te llenas. Además, hay que aprovechar lo mejor de la zona
como es el pescado. Estuvo muy bien y nos pusimos “hasta las botas”. Sobre todo mi padre que repitió jamón ibérico
y calamares en su tinta.
Después de comer, visitamos
varios lugares bonitos hasta llegar al hotel como por ejemplo, "Comillas".
Al día siguiente, mi hermana
y yo nos despertamos con el sonido del gallo porque al lado del hotel había un
corral con un gallo y gallinas. No nos despertó a las 6:00 como pensábamos,
sino a las 8:45. Nos reímos en el desayuno cuando mi padre dijo “Que era un
gallo poco madrugador”. ☺
Nos cogimos las bicis del
hotel prestadas para ir a la playa y cuando vi unos caballos sueltos, me acordé
de Jon porque él esta competiendo y le gustan. A mí me parecen bonitos los
marrones y los blancos y espero montar alguna vez y dar un paseo. Para llegar a
la playa bajamos una super cuesta pero mereció la pena porque era una playa muy
bonita y a la que estábamos solos.
Por la tarde, fuimos a
Santillana del Mar, y a parte de pasear vimos un museo que trataba sobre las
torturas y me dejaron sorprendido el tipo, cómo funcionaban, quién las realizaban
y para qué tipo de personas les hacían esas cosas horribles. Se les hacían a los ladrones y a quienes
decían cosas que a la iglesia no le gustaban, esto me chocó porque los
cristianos tenemos que dar buen ejemplo y no al revés.
El pueblo era muy bonito y
no es accesible para todo el mundo porque eran casas y asfalto de piedra y creo
que había escaleras. Me acordé de mis amigos, Fermín, Miguel y Jon.
En el segundo día, visitamos
otro pueblo cercano de Santander y vimos otro pequeño puerto. Veíamos a las
gaviotas dar vueltas y volando. A veces nos asustaban porque habían muchas.
En el último día, estuvimos
en Santander y me pareció más bonita que Pamplona, para mi gusto y espero ir en
otra ocasión otra vez, ya que nos dejamos cosas por observar porque hay mucho
que ver.
Por suerte, en los tres días
tuvimos buen tiempo porque como sabéis, en el norte de España suele hacer peor
tiempo que en el sur.
Hasta otra, amigos.