EN LA PLAZA DE TOROS CON MIS COMPAÑEROS DE LA ONCE

El pasado miércoles, fuimos muchos jóvenes de la Organización Nacional de Ciegos de España a comer y después a visitar la Plaza de toros de Pamplona.

En el restaurante yo pensaba que a cada uno nos iban a dar la carta con un tamaño de letra grande y en braille pero no, les dieron la carta normal a los jefes y ellos nos decían qué es lo que había de primero, segundo y postre y nos repetían por si algunos no habíamos oído bien o no nos acordábamos del menú. El postre pedías si querías.

Pedí:

1º Alcachofas con jamón.

2º Lengua de vaca.

3º Tarta de cuajada.

Precio total: 12 € si no me equivoco y comimos en la calle Estafeta y comimos muy bien.

Luego, nos fuimos a ver la Plaza de toros y fue la primera vez que entraba porque nunca antes había entrado.

Cuando entramos por una de las grandes puertas rojas y por donde entra el camión con los toros, vimos como un gran patio.

Lo primero que nos enseñó el dueño, era un lugar donde le partían al toro, ya muerto a las carnicerías y tardan en enviar 15 ó 30 minutos y no sé si también a los restaurantes.

Después vimos un túnel donde entran los toros cuando el camión les haya dejado en la plaza de toros. Era estrecho y oscuro. Además con una rampa de madera.

A continuación, estuvimos donde los toreros están media hora antes de salir a torear, para quitarse un poco el miedo. Para ser torero hay que ser mayor de edad y se deja cuando el torero no pueda más, o sea que no hay limite.

Ahí dentro vimos cuadros como este:

También una pequeña capilla para rezar y para mi gusto era bonita aunque fuese pequeña.

La otra sala que estaba al lado de la capilla, era una sala para reunirse y ahí vimos unas banderillas y encima tenían trozos pequeños de papel. También unos carteles de San Fermín y  de corridas de toros.

Luego, entramos en el escenario y el coso era de arena fina y lisa y no se te hundían los pies, al menos creo que era así.

El dibujo del toro lo ponia en un las purtas por donde sale el toro al coso

Un rato más tarde, entramos a una sala de espera y en los dos minis quirófanos. Me sorprendió lo grande que eran las luces de las lámparas y lo que nos dijo el dueño. Él nos contó que son tan grandes que no dejan sombras y si una se le estropea, la otra lámpara se enciende automáticamente  sustituyendo a ésta.

Luego, entramos donde les alimentan y les limpian a los toros.

Al otro lado del patio, había un mini establo para los caballos.

Ah y el dueño pinta toda la plaza de toros para mantenerla limpia y bonita.

Adiós.